Alzar la voz
Decía Martín Lhuter King: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”
No hemos aprendido a respetar nuestras diferencias y nuestras discrepancias, a entender que nuestra razón aumenta con el respeto profundo al razonamiento de otro. Vivimos tan deprisa, de una forma tan teledirigida y con tanta voracidad, que nos asusta salir del mundo individual para acercarnos al mundo colectivo.
Pero de vez en cuando y de una forma efímera algo azota nuestras individualistas conciencias y nos revuelve y destapa, aunque sólo sea durante unas horas, para transformar nuestra desolación y tristeza en rabia y rechazo.
Lo ocurrido en Paris es una triste muestra más de ello, algo que remueve la conciencia colectiva y nos hace plantearnos hacia dónde vamos, hasta dónde llegamos y a mi, personalmente, me plantea serias dudas sobre nuestro tan cacareado avance y evolución.
La defensa de la libertad de expresión y de la justicia social cobra hoy una importancia vital. Garantizar la convivencia pacifica y próspera de todos y todas, sin excepción, ni condición, y promulgar el respeto activo es una tarea que debemos asumir con responsabilidad.
No se antoja fácil el cronograma de acciones en una sociedad que tiende más a la vida de caparazón individual, que a la de una sociedad madura y solidaria capaz de aprender a vivir -como decía Martín Lhuter King-, como hermanos.
Pero a buen seguro merece la pena el esfuerzo; el esfuerzo de alzar la voz sin mirar nuestras diferencias, de actuar juntos sin dejar a nadie atrás y condenar los hechos. Pero que lo ocurrido no sirva para aumentar el miedo, sino para aumentar nuestra motivación.
Una lección de motivación que nos han dado en la portada del último número de Charlie Hebdo, empieza el dibujante Luz su portada con la frase: “todo está perdonado”, y tras el trágico atentado fundamentalista vemos como con humor, inteligencia y humanidad es más fácil conseguir cambios que con metralletas.
Acabo con otra cita de Lhuther King que invita a la reflexión y a la acción por el cambio, a no quedarnos en silencio, puesto que como decía él: “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos”; así que no nos callemos, “alzar la voz, es conseguir cambiar”.
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