Reconocimientos silenciados
Hoy llevamos al Pleno la declaración de reconocimiento personal, con 76 años de retraso, al que fue Alcalde de nuestra ciudad en 1936, Salvador Fernández Ros.
La declaración a Salvador, lleva implícito el reconocimiento a la gente que luchó por la democracia, la libertad y el avance social de un país.
En la Guerra Civil española y la posguerra los episodios rudos fueron incontables: exilios, aprisionamientos, campos de concentración, palizas, persecuciones, humillaciones,… Pero, probablemente, el aspecto más incómodo, dentro del contexto represivo, fue el de las víctimas mortales intencionadas, tanto durante la guerra, como los fusilamientos que una vez acabada esta se acumulaban día a día en los cementerios.
La guerra civil, dio paso a una larga dictadura de 40 años de represión, de atraso y de miseria. Una guerra más que injusta, responsable de miles de víctimas inocentes, con importantes diferencias marcadas desde un principio. Se daban instrucciones de auténtica dureza contra aquellos que no estuvieran a favor del régimen, no se rendía cuentas a nadie.
Según estudios recientes hablamos de 150.000 víctimas, aunque la lógica apunta a que la cifra podría subir considerablemente puesto que en los 70 desaparecen muchos archivos militares y en el 77 se mandó acabar con ciertos archivos falangistas.
La represión, encabezada por los tribunales militares aplicaron la pena de muerte con mucha frecuencia, con unos claros objetivos políticos. Una vez finalizada la guerra se contabilizaban en 1939 unos 270.000 presos políticos y en 1945 quedaban 43.000, la mayoría que abandonan las cárceles lo hacían para ser fusilados.
Cualquiera podía ser denunciado y fusilado. La población fue sometida a una depuración sistemática a una investigación persona por persona.
En nuestra comunidad, la represión afectó al ámbito de la cultura, al uso de nuestra lengua, el valenciano, quedó prohibido fuera del ámbito familiar.
El exilio y como consecuencia, la sangría cultural, miles de personas huyeron a Francia, Argentina o Méjico.
Y la tortura, práctica continua, habitual y lo más duro si cabe, los fusilamientos hasta 1975.
En TORRENT, fueron fusiladas 46 personas, entre los años 1939 y 1944. De estos, 45 eran hombres y una mujer, que ejercían distintas profesiones, entre panaderos, labradores, obreros, zapateros, granerers, xocolaters,… de edades entre 23 y 66 años.
Personas concretas con nombre y apellidos, de las que se quedaban familiares, amigos y conocidos marcados por la desgracia de ser ejecutados de una manera injusta.
Es por todo esto, por lo que se realiza este reconocimiento, solicitado por los familiares de Salvador Fernández Ros. Reconocimiento a un torrentino, Alcalde de esta ciudad, ejecutado el 9 de diciembre de 1939, por el mero hecho de ocupar el cargo en el que le habían elegido sus vecinos, un reconocimiento, que debería de haberse hecho antes, aunque por unos actos que no deberían haber ocurrido nunca.
Gracias a Salvador y a su familia por el gran servicio y contribución a esta tierra que nunca olvidará la gran aportación y la valentía al servicio de todos.
Gracias por luchar a favor de convivir y no por la división. El legado de Salvador Fernández Ros y los valores que él encarnaba, continúan hoy vivos en cada uno de sus familiares y por eso hoy nuestro reconocimiento.
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